Migración y salud en zonas fronterizas: Nicaragua y Costa Rica

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Migración y salud en zonas fronterizas: Nicaragua y Costa Rica

Resumen

ResumenCosta Rica y Nicaragua son dos territorios del Istmo Centroamericano que comparten una frontera común de 312 kilómetros, establecido por razones estrictamente geopolíticas. Es una zona con gran presencia de población móvil y población migrante, fundamentalmente de origen nicaragüense, pero también de tránsito internacional de personas y bienes entre el norte y el sur Istmo y viceversa.Según las estimaciones recientes, Costa Rica tiene una población de 4.509.290 personas (INEC, 2009), mientras que la población de Nicaragua, a julio de 2008, era de 5.785.846 personas (Instituto Nacional de Desarrollo (INIDE) y http://www.indexmundi.com/es/nicaragua/poblacion.html). La población nicaragüense se ha asentado bajo un patrón territorial conformado por un eje de localidades ubicadas en las regiones de la costa del Pacífico donde se concentraron históricamente las ciudades políticamente más importantes.En cuanto a la dinámica demográfica en la frontera, en los últimos tres decenios sobresalen dos tendencias: a) un proceso de poblamiento creciente con una mayor concentración en aglomeraciones urbanas; b) la intensificación de flujos transfronterizos, principalmente de fuerza de trabajo migrante. Ambas tendencias se yuxtaponen, en la medida en que tanto el proceso de poblamiento como la movilidad se ven estimulados por la dinámica económico/laboral que caracteriza el desarrollo reciente de la región fronteriza en ambos países.El rasgo más relevante de la dinámica fronteriza entre Nicaragua y Costa Rica es la migración. Costa Rica se ha caracterizado recientemente por ser un receptor neto de población inmigrante (7,8% de los habitantes del país eran inmigrantes internacionales en 2000 y el 97% de ese grupo eran nicaragüenses. Por su parte, Nicaragua se ha caracterizado porproducir importantes flujos de población hacia el exterior, con dos destinos principales: los Estados Unidos de América y Costa Rica, al primero van personas de origen urbano y al segundo sujetos de origen rural. Se estima que el 9,6% de la población nacida en Nicaragua vive en el exterior. Sin bien la población inmigrante se concentra en la Región Central, en términos relativos el peso mayor se observa en la Huetar Norte, donde se ubica la zona fronteriza, un 14% del total de habitantes es de origen nicaragüense, porcentaje que representa una proporción mayoritaria con respecto a la distribución de la población de este país en la totalidad de regiones costarricenses. Debe indicarse que el promedio de población nicaragüense censada fue de 5,9%, con respecto al total de la población nacional, lo que muestra la importancia que cobra la región fronteriza como zona de articulación para dicha población.Solís (2007), utilizando datos del Censo Nacional de Población, precisa algunas características para el colectivo migrante femenino en Costa Rica: el 51% de la población migrante nicaragüense es mujer, con una edad promedio es de 33 años, un nivel educativo entre primaria completa y secundaria incompleta, mayoritariamente soltera (51,8%), jefa de hogar (54,0%) y sin permiso legal de residencia en el país (56,1%). Falta información sobre la situación y condiciones de las poblaciones migrantes menores de edad. Balance del tejido de organizaciones y acciones institucionales Se destacan tres elementos. Algunas agendas, especialmente de organismos institucionales y entidadespúblicas, han incluido recientemente el abordaje de los principales aspectos que caracterizan la relación entre migración y las condiciones de salud, en general y en particular lo referido a la salud sexual y salud reproductiva de este conjunto poblacional.En segundo lugar es notable la preeminencia de enfoques cualitativos en los estudios analizados, lo que refleja la necesidad de incidir en las instituciones que brindan los servicios de salud en los territorios de frontera, para que adecuen sus bases de datos considerando la particular situación y condición de estos sectores poblacionales.En tercer lugar, el conjunto de trabajos sistematizados y analizados en el marco de esta investigación dan cuenta de una serie de procesos y dinámicas relacionadas con la situación y condiciones de las poblaciones móviles y migrantes y su relación con la salud.Existen pocas experiencias institucionales, organizativas y de agencias de cooperación internacional en el tema de la relación entre migración y salud sexual y reproductiva. Son escasas las iniciativas que presentan a su vez limitaciones pues no están articuladas a estrategias generales, políticas o lineamientos en la materia. No existe una agenda de trabajo que se proponga el tema a nivel nacional, mucho menos con referencia a las poblaciones móviles y migrantes que se desplazan a través de la región fronteriza en estudio (Costa Rica-Nicaragua).La normativaAmbos países forman parte de una tendencia global en cuanto a la ratificación de instrumentos y convenciones y protocolos en materia migratoria. Si bien lo anterior plantea al menos el interés de los Estados nacionales por avanzar hacia una normativa internacional de acuerdo con los estándares planteados en ella, la institucionalización para volverlas operativas se queda corta en muchos sentidos. Costa Rica y Nicaragua han avanzado cada una en la ratificación de la mayor parte de instrumentos internacionales en materia migratoria, pero no han podido establecer estrategias binacionales conjuntas para gestionar de forma más integral el proceso de movilidad humana que se da entre ambos países y en particular, el que ocurre en las zonas fronterizas. En materia de salud se notan avances importantes en la institucionalidad costarricense, que ha logrado incorporar en las recientespolíticas nacionales, definiciones estratégicas y consideraciones respecto a la población migrante. Se destaca que en ambos países, la legislación específica en materia de VIH/SIDA no tiene alusiones directas con relación al abordaje de las poblaciones móviles y poblaciones migrantes. Sin lugar a dudas, este aspecto representa un reto impostergable en el marco de la formulación de políticas públicas integrales e integradoras de las especificidades de las poblaciones objeto de este informe.

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Resumen
ResumenCosta Rica y Nicaragua son dos territorios del Istmo Centroamericano que comparten una frontera común de 312 kilómetros, establecido por razones estrictamente geopolíticas. Es una zona con gran presencia de población móvil y población migrante, fundamentalmente de origen nicaragüense, pero también de tránsito internacional de personas y bienes entre el norte y el sur Istmo y viceversa.Según las estimaciones recientes, Costa Rica tiene una población de 4.509.290 personas (INEC, 2009), mientras que la población de Nicaragua, a julio de 2008, era de 5.785.846 personas (Instituto Nacional de Desarrollo (INIDE) y http://www.indexmundi.com/es/nicaragua/poblacion.html). La población nicaragüense se ha asentado bajo un patrón territorial conformado por un eje de localidades ubicadas en las regiones de la costa del Pacífico donde se concentraron históricamente las ciudades políticamente más importantes.En cuanto a la dinámica demográfica en la frontera, en los últimos tres decenios sobresalen dos tendencias: a) un proceso de poblamiento creciente con una mayor concentración en aglomeraciones urbanas; b) la intensificación de flujos transfronterizos, principalmente de fuerza de trabajo migrante. Ambas tendencias se yuxtaponen, en la medida en que tanto el proceso de poblamiento como la movilidad se ven estimulados por la dinámica económico/laboral que caracteriza el desarrollo reciente de la región fronteriza en ambos países.El rasgo más relevante de la dinámica fronteriza entre Nicaragua y Costa Rica es la migración. Costa Rica se ha caracterizado recientemente por ser un receptor neto de población inmigrante (7,8% de los habitantes del país eran inmigrantes internacionales en 2000 y el 97% de ese grupo eran nicaragüenses. Por su parte, Nicaragua se ha caracterizado porproducir importantes flujos de población hacia el exterior, con dos destinos principales: los Estados Unidos de América y Costa Rica, al primero van personas de origen urbano y al segundo sujetos de origen rural. Se estima que el 9,6% de la población nacida en Nicaragua vive en el exterior. Sin bien la población inmigrante se concentra en la Región Central, en términos relativos el peso mayor se observa en la Huetar Norte, donde se ubica la zona fronteriza, un 14% del total de habitantes es de origen nicaragüense, porcentaje que representa una proporción mayoritaria con respecto a la distribución de la población de este país en la totalidad de regiones costarricenses. Debe indicarse que el promedio de población nicaragüense censada fue de 5,9%, con respecto al total de la población nacional, lo que muestra la importancia que cobra la región fronteriza como zona de articulación para dicha población.Solís (2007), utilizando datos del Censo Nacional de Población, precisa algunas características para el colectivo migrante femenino en Costa Rica: el 51% de la población migrante nicaragüense es mujer, con una edad promedio es de 33 años, un nivel educativo entre primaria completa y secundaria incompleta, mayoritariamente soltera (51,8%), jefa de hogar (54,0%) y sin permiso legal de residencia en el país (56,1%). Falta información sobre la situación y condiciones de las poblaciones migrantes menores de edad. Balance del tejido de organizaciones y acciones institucionales Se destacan tres elementos. Algunas agendas, especialmente de organismos institucionales y entidadespúblicas, han incluido recientemente el abordaje de los principales aspectos que caracterizan la relación entre migración y las condiciones de salud, en general y en particular lo referido a la salud sexual y salud reproductiva de este conjunto poblacional.En segundo lugar es notable la preeminencia de enfoques cualitativos en los estudios analizados, lo que refleja la necesidad de incidir en las instituciones que brindan los servicios de salud en los territorios de frontera, para que adecuen sus bases de datos considerando la particular situación y condición de estos sectores poblacionales.En tercer lugar, el conjunto de trabajos sistematizados y analizados en el marco de esta investigación dan cuenta de una serie de procesos y dinámicas relacionadas con la situación y condiciones de las poblaciones móviles y migrantes y su relación con la salud.Existen pocas experiencias institucionales, organizativas y de agencias de cooperación internacional en el tema de la relación entre migración y salud sexual y reproductiva. Son escasas las iniciativas que presentan a su vez limitaciones pues no están articuladas a estrategias generales, políticas o lineamientos en la materia. No existe una agenda de trabajo que se proponga el tema a nivel nacional, mucho menos con referencia a las poblaciones móviles y migrantes que se desplazan a través de la región fronteriza en estudio (Costa Rica-Nicaragua).La normativaAmbos países forman parte de una tendencia global en cuanto a la ratificación de instrumentos y convenciones y protocolos en materia migratoria. Si bien lo anterior plantea al menos el interés de los Estados nacionales por avanzar hacia una normativa internacional de acuerdo con los estándares planteados en ella, la institucionalización para volverlas operativas se queda corta en muchos sentidos. Costa Rica y Nicaragua han avanzado cada una en la ratificación de la mayor parte de instrumentos internacionales en materia migratoria, pero no han podido establecer estrategias binacionales conjuntas para gestionar de forma más integral el proceso de movilidad humana que se da entre ambos países y en particular, el que ocurre en las zonas fronterizas. En materia de salud se notan avances importantes en la institucionalidad costarricense, que ha logrado incorporar en las recientespolíticas nacionales, definiciones estratégicas y consideraciones respecto a la población migrante. Se destaca que en ambos países, la legislación específica en materia de VIH/SIDA no tiene alusiones directas con relación al abordaje de las poblaciones móviles y poblaciones migrantes. Sin lugar a dudas, este aspecto representa un reto impostergable en el marco de la formulación de políticas públicas integrales e integradoras de las especificidades de las poblaciones objeto de este informe.
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