Orientación del financiamiento de organismos internacionales a provincias

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Orientación del financiamiento de organismos internacionales a provincias

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Desde 1990 hasta fines de 2001, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID); y el Banco Mundial otorgaron a la Argentina una considerable asistencia financiera mediante ciento treinta y tres operaciones de préstamos por un valor de casi 28,000 millones de dólares. El BID aprobó cincuenta y nueve operaciones por 13,400 millones mientras el Banco Mundial hizo lo propio con setenta y cuatro operaciones por 14,200 millones de dólares. Parte importante de este financiamiento tuvo una asignación territorial que abarcó las veinticuatro jurisdicciones provinciales de la Argentina. Esta asignación se realizó mediante los siguientes instrumentos crediticios: a); préstamos directos a las provincias, b); préstamos con convenios subsidiarios de traspaso de fondos entre la Nación y las provincias y c); préstamos a la Nación con desembolsos en las provincias. Los préstamos fueron tanto de inversión como de políticas o ajuste. Entre 1990 y 2001, los bancos aprobaron cincuenta y tres operaciones por 8,800 millones de dólares que, de forma directa o indirecta, tenían una asignación provincial. Los préstamos directos a provincias fueron catorce por 2,200 millones, los con convenio totalizaron veintidós operaciones por 3,800 millones mientras que los contratados por la Nación fueron diecisiete por 2,800 millones de dólares. La mitad de los préstamos directos fueron de políticas y el resto se otorgaron bajo la forma de préstamos de inversión. Todas las operaciones con convenio y las contratadas por la Nación fueron de inversión. Estas operaciones tuvieron cuatro destinos principales: obras de infraestructura, programas sociales, programas de fortalecimiento y proyectos productivos. Los préstamos directos se tratan como un quinto destino. A fines de 2002 los desembolsos de los préstamos sumaban alrededor de 5,000 millones de dólares equivalentes al 57% del total aprobado. Este nivel de ejecución puede calificarse como bajo. La cartera activa de los préstamos de inversión para las provincias tiene, en promedio, más de cinco años de ejecución. Este tiempo, más un bajo nivel de ejecución, caracterizan a la cartera de préstamos como "vieja". Las restricciones fiscales desde la segunda mitad de la década pasada juntamente con la notable cantidad de préstamos firmados y la considerable magnitud de los valores involucrados no fueron ajenos a estos bajos niveles de ejecución. Otras causas que explican el reducido nivel de desembolsos son: a); demoras en la firma de los convenios subsidiarios; b); provincias que desisten en participar en los programas cuando el préstamo ya está activo; c); debilidades en el funcionamiento de las unidades ejecutoras; d); cambios frecuentes en la conducción de estas unidades; y e); problemas de diseño en la formulación de los programas. La provincia de Buenos Aires desembolsó el 24% del total del financiamiento: unos 1,200 millones. Esta provincia junto a Córdoba, Santa Fe y Mendoza acumularon el 49% de los desembolsos totales. El promedio simple de las veinte jurisdicciones restantes es del 2.5% cada una. Los préstamos directos se dirigieron sólo a nueve provincias. Buenos Aires recibió el 47% del total y, en conjunto, las cuatro provincias grandes ingresaron el 70% de los 1,3 mil millones desembolsados en este concepto. La distribución entre las provincias de los recursos provenientes de los préstamos tomados por la Nación fue la más homogénea de todas. Aquí desaparece la preponderancia de las cuatro grandes jurisdicciones. Los desembolsos provenientes de estos préstamos resultaron en muchos casos un amortiguador de las diferencias entre las provincias grandes y el resto, y entre las que recibieron préstamos directos y las que no lo hicieron. Para la mayoría de la provincias consideradas chicas, que no recibieron préstamos directos, las operaciones ejecutadas por la Nación les permitió duplicar y en algunos casos más que duplicar, los desembolsos que recibieron por los préstamos con convenio. Los programas productivos son los que menos recursos han aportado a las provincias. En diecinueve de ellas representan menos del 2%. Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA); tienen los menores desembolsos por habitante (menos de 100 dólares); mientras Neuquén y Río Negro son las que mayores desembolsos por habitantes registran (más de 300 dólares);. El grueso de las provincias restantes (once); recibieron desembolsos que varían entre 150 dólares y 200 dólares por habitante en los diez años considerados.

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Resumen
Desde 1990 hasta fines de 2001, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID); y el Banco Mundial otorgaron a la Argentina una considerable asistencia financiera mediante ciento treinta y tres operaciones de préstamos por un valor de casi 28,000 millones de dólares. El BID aprobó cincuenta y nueve operaciones por 13,400 millones mientras el Banco Mundial hizo lo propio con setenta y cuatro operaciones por 14,200 millones de dólares. Parte importante de este financiamiento tuvo una asignación territorial que abarcó las veinticuatro jurisdicciones provinciales de la Argentina. Esta asignación se realizó mediante los siguientes instrumentos crediticios: a); préstamos directos a las provincias, b); préstamos con convenios subsidiarios de traspaso de fondos entre la Nación y las provincias y c); préstamos a la Nación con desembolsos en las provincias. Los préstamos fueron tanto de inversión como de políticas o ajuste. Entre 1990 y 2001, los bancos aprobaron cincuenta y tres operaciones por 8,800 millones de dólares que, de forma directa o indirecta, tenían una asignación provincial. Los préstamos directos a provincias fueron catorce por 2,200 millones, los con convenio totalizaron veintidós operaciones por 3,800 millones mientras que los contratados por la Nación fueron diecisiete por 2,800 millones de dólares. La mitad de los préstamos directos fueron de políticas y el resto se otorgaron bajo la forma de préstamos de inversión. Todas las operaciones con convenio y las contratadas por la Nación fueron de inversión. Estas operaciones tuvieron cuatro destinos principales: obras de infraestructura, programas sociales, programas de fortalecimiento y proyectos productivos. Los préstamos directos se tratan como un quinto destino. A fines de 2002 los desembolsos de los préstamos sumaban alrededor de 5,000 millones de dólares equivalentes al 57% del total aprobado. Este nivel de ejecución puede calificarse como bajo. La cartera activa de los préstamos de inversión para las provincias tiene, en promedio, más de cinco años de ejecución. Este tiempo, más un bajo nivel de ejecución, caracterizan a la cartera de préstamos como "vieja". Las restricciones fiscales desde la segunda mitad de la década pasada juntamente con la notable cantidad de préstamos firmados y la considerable magnitud de los valores involucrados no fueron ajenos a estos bajos niveles de ejecución. Otras causas que explican el reducido nivel de desembolsos son: a); demoras en la firma de los convenios subsidiarios; b); provincias que desisten en participar en los programas cuando el préstamo ya está activo; c); debilidades en el funcionamiento de las unidades ejecutoras; d); cambios frecuentes en la conducción de estas unidades; y e); problemas de diseño en la formulación de los programas. La provincia de Buenos Aires desembolsó el 24% del total del financiamiento: unos 1,200 millones. Esta provincia junto a Córdoba, Santa Fe y Mendoza acumularon el 49% de los desembolsos totales. El promedio simple de las veinte jurisdicciones restantes es del 2.5% cada una. Los préstamos directos se dirigieron sólo a nueve provincias. Buenos Aires recibió el 47% del total y, en conjunto, las cuatro provincias grandes ingresaron el 70% de los 1,3 mil millones desembolsados en este concepto. La distribución entre las provincias de los recursos provenientes de los préstamos tomados por la Nación fue la más homogénea de todas. Aquí desaparece la preponderancia de las cuatro grandes jurisdicciones. Los desembolsos provenientes de estos préstamos resultaron en muchos casos un amortiguador de las diferencias entre las provincias grandes y el resto, y entre las que recibieron préstamos directos y las que no lo hicieron. Para la mayoría de la provincias consideradas chicas, que no recibieron préstamos directos, las operaciones ejecutadas por la Nación les permitió duplicar y en algunos casos más que duplicar, los desembolsos que recibieron por los préstamos con convenio. Los programas productivos son los que menos recursos han aportado a las provincias. En diecinueve de ellas representan menos del 2%. Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA); tienen los menores desembolsos por habitante (menos de 100 dólares); mientras Neuquén y Río Negro son las que mayores desembolsos por habitantes registran (más de 300 dólares);. El grueso de las provincias restantes (once); recibieron desembolsos que varían entre 150 dólares y 200 dólares por habitante en los diez años considerados.
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